Coinciden los
autores Carlos Vargas (1999), Jesús Castañeda (2000) y Katiuska Rodas(2006) en
que, para la delimitación de fronteras se utilizan, la mayoría de veces,
aspectos visibles de la geografía de un país; por ejemplo, si hay muchas
montañas, se emplea el pico más alto o el fin de la cadena montañosa. Con los
ríos sucede algo similar: si la frontera es un río, la división territorial se
define en cada una de las orillas de éste. Con las fronteras marítimas y aéreas
es diferente; en estos casos se establecen líneas imaginarias, jurídicamente
establecidas y que son visibles en mapas y por medio de coordenadas. El caso de
la frontera aérea es utilizada para poder controlar el cielo del país (un avión
que desee pasar por el espacio aéreo de un Estado ajeno a aquel de donde
proviene debe pedir autorización, de lo contrario el gobierno de dicho Estado
puede considerar que su espacio aéreo está siendo invadido, lo que puede
conducir a que se tomen decisiones extremas que pueden llegar hasta el derribo
de la aeronave).
La frontera asume
un nuevo rol y la lógica que acompaña el proceso de integración
latinoamericanas y de expansión económica, social y cultural, analizándose a
este proceso se concibe a una frontera como un mecanismo de control pero
también de de unión y apertura a mercados internacionales que adquiere
relevancia porque condiciona la integración.
Las fronteras se
caracterizan por el alto grado de vigilancia, para evitar entradas en masa de
inmigrantes, de drogas,
Lo importante es
saber que las fronteras son las que demarcan la soberanía y el territorio de un
país, y que dicho territorio no es sólo terrestre, sino también aéreo,
lacustre, marítimo y fluvial.
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